Parkinson: Los Beneficios Esenciales de la Vitamina E para tu Salud

La Vitamina E: Una vitamina subestimada pero esencial

La naturaleza es increíblemente generosa, y Vicia faba, esta planta notable que constituye la base de AtremoPlus, está llena de beneficios. Contiene no solo L-dopa y Carbidopa, sino casi todas las vitaminas, una amplia variedad de minerales y compuestos activos valiosos como polifenoles, flavonoides, carotenoides y algunos aminoácidos importantes.
Entre estos elementos valiosos, la vitamina E ocupa un lugar privilegiado. De hecho, es la única vitamina presente en AtremoPlus dosificada según las recomendaciones diarias, mientras que las demás, aunque importantes, están presentes en trazas.

Demasiado a menudo relegada a un segundo plano, la vitamina E desempeña un papel fundamental en la lucha contra el estrés oxidativo, un proceso ampliamente reconocido como uno de los principales impulsores del desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.

La comunidad científica coincide en que la vitamina E es un poderoso antioxidante, e incluso la Comisión Europea reconoce oficialmente su papel en la lucha contra los efectos perjudiciales y destructivos de los radicales libres y el estrés oxidativo.


¿Qué dice la comunidad científica y las autoridades regulatorias sobre la vitamina E?

La comunidad científica está de acuerdo en que la vitamina E es un poderoso antioxidante, y esta opinión también se refleja en las declaraciones autorizadas sobre la vitamina E.

En 2012, las autoridades sanitarias europeas, concretamente la EFSA (European Food Safety Authority) y la Comisión Europea, evaluaron ciertas declaraciones de salud relacionadas con los alimentos y complementos alimenticios que contienen vitamina E.

Tras analizar los datos científicos disponibles, concluyeron que los complementos alimenticios a base de vitamina E pueden legítimamente reivindicar un papel en la protección de las células contra los radicales libres, gracias a su efecto antioxidante. Más específicamente, los expertos concluyeron que “se ha establecido una relación de causa y efecto entre la ingesta dietética de vitamina E y la protección del ADN, las proteínas y los lípidos contra los daños oxidativos”.

El National Institute of Health (NIH) de los Estados Unidos va más allá al plantear la hipótesis de un vínculo con las enfermedades degenerativas y afirma:

“La vitamina E es un antioxidante liposoluble que detiene la producción de ERO (especies reactivas de oxígeno) formadas cuando las grasas se oxidan. Los científicos están investigando si, al limitar la producción de radicales libres y tal vez mediante otros mecanismos, la vitamina E podría ayudar a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas asociadas con los radicales libres.

Además de sus actividades como antioxidante, la vitamina E está involucrada en la función inmunológica y, como muestran principalmente estudios in vitro en células, en la señalización celular, la regulación de la expresión génica y otros procesos metabólicos”.*

Estrés oxidativo y Parkinson: una historia de oxidación e inflamación

Como saben, las causas exactas del Parkinson aún son objeto de debate en la comunidad científica. Sin embargo, hay un punto en el que los expertos generalmente están de acuerdo: el papel destructivo del estrés oxidativo.

Los radicales libres, moléculas producidas naturalmente por nuestro cuerpo, causan daños celulares cuando están en exceso. Su inestabilidad los lleva a “robar” electrones de tejidos sanos, incluidas las células nerviosas, lo que provoca daños celulares. Con la edad, la capacidad de nuestro organismo para neutralizarlos disminuye, lo que provoca un desequilibrio.
¿El resultado? Este estrés oxidativo no solo acelera el proceso de envejecimiento, sino que también juega un papel en la degeneración neuronal observada en enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y otras condiciones neurodegenerativas.

Pero eso no es todo. En respuesta a estas agresiones, nuestro cuerpo, en un intento de defenderse, desencadena una inflamación.
Si bien esta respuesta es beneficiosa a corto plazo, se vuelve problemática cuando se cronifica. Este dúo, estrés oxidativo e inflamación crónica, se considera hoy en día un factor clave en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.

Si aún no ha visto nuestro video sobre la vitamina E, “La vitamina E: un poderoso antioxidante contra el estrés oxidativo”, le animamos a verlo. El video explica de manera clara y comprensible este mecanismo de neutralización.

 

La Vitamina E: Una vitamina subestimada pero esencial

La naturaleza es increíblemente generosa, y Vicia faba, esta planta notable que constituye la base de AtremoPlus, está llena de beneficios. Contiene no solo L-dopa y Carbidopa, sino casi todas las vitaminas, una amplia variedad de minerales y compuestos activos valiosos como polifenoles, flavonoides, carotenoides y algunos aminoácidos importantes.
Entre estos elementos valiosos, la vitamina E ocupa un lugar privilegiado. De hecho, es la única vitamina presente en AtremoPlus dosificada según las recomendaciones diarias, mientras que las demás, aunque importantes, están presentes en trazas.

Demasiado a menudo relegada a un segundo plano, la vitamina E desempeña un papel fundamental en la lucha contra el estrés oxidativo, un proceso ampliamente reconocido como uno de los principales impulsores del desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.

La comunidad científica coincide en que la vitamina E es un poderoso antioxidante, e incluso la Comisión Europea reconoce oficialmente su papel en la lucha contra los efectos perjudiciales y destructivos de los radicales libres y el estrés oxidativo.

El Instituto Nacional de Salud (NIH de EE. UU.) va aún más lejos y afirma:
“La vitamina E es un antioxidante liposoluble que detiene la producción de ERO (especies reactivas de oxígeno) que se forman cuando las grasas se oxidan. Los científicos están investigando si, al limitar la producción de radicales libres y posiblemente a través de otros mecanismos, la vitamina E podría ayudar a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas asociadas con los radicales libres.
Además de sus actividades como antioxidante, la vitamina E está involucrada en la función inmunológica y, como lo demuestran principalmente estudios in vitro de células, en la señalización celular, la regulación de la expresión génica y otros procesos metabólicos.”



¿Qué dice la comunidad científica y las autoridades regulatorias sobre la vitamina E?

La comunidad científica está de acuerdo en que la vitamina E es un poderoso antioxidante, y esta opinión también se refleja en las declaraciones autorizadas sobre la vitamina E.

En 2012, las autoridades sanitarias europeas, concretamente la EFSA (European Food Safety Authority) y la Comisión Europea, evaluaron ciertas declaraciones de salud relacionadas con los alimentos y complementos alimenticios que contienen vitamina E.

Tras analizar los datos científicos disponibles, concluyeron que los complementos alimenticios a base de vitamina E pueden legítimamente reivindicar un papel en la protección de las células contra los radicales libres, gracias a su efecto antioxidante. Más específicamente, los expertos concluyeron que “se ha establecido una relación de causa y efecto entre la ingesta dietética de vitamina E y la protección del ADN, las proteínas y los lípidos contra los daños oxidativos”.

El National Institute of Health (NIH) de los Estados Unidos va más allá al plantear la hipótesis de un vínculo con las enfermedades degenerativas y afirma:

*”La vitamina E es un antioxidante liposoluble que detiene la producción de ERO (especies reactivas de oxígeno) formadas cuando las grasas se oxidan. Los científicos están investigando si, al limitar la producción de radicales libres y tal vez mediante otros mecanismos, la vitamina E podría ayudar a prevenir o retrasar las enfermedades crónicas asociadas con los radicales libres.

Además de sus actividades como antioxidante, la vitamina E está involucrada en la función inmunológica y, como muestran principalmente estudios in vitro en células, en la señalización celular, la regulación de la expresión génica y otros procesos metabólicos”.*

 

Estrés oxidativo y Parkinson: una historia de oxidación e inflamación

Como saben, las causas exactas del Parkinson aún son objeto de debate en la comunidad científica. Sin embargo, hay un punto en el que los expertos generalmente están de acuerdo: el papel destructivo del estrés oxidativo.

Los radicales libres, moléculas producidas naturalmente por nuestro cuerpo, causan daños celulares cuando están en exceso. Su inestabilidad los lleva a “robar” electrones de tejidos sanos, incluidas las células nerviosas, lo que provoca daños celulares. Con la edad, la capacidad de nuestro organismo para neutralizarlos disminuye, lo que provoca un desequilibrio.
¿El resultado? Este estrés oxidativo no solo acelera el proceso de envejecimiento, sino que también juega un papel en la degeneración neuronal observada en enfermedades como el Parkinson, el Alzheimer y otras condiciones neurodegenerativas.

Pero eso no es todo. En respuesta a estas agresiones, nuestro cuerpo, en un intento de defenderse, desencadena una inflamación.
Si bien esta respuesta es beneficiosa a corto plazo, se vuelve problemática cuando se cronifica. Este dúo, estrés oxidativo e inflamación crónica, se considera hoy en día un factor clave en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.

Si aún no ha visto nuestro video sobre la vitamina E, “La vitamina E: un poderoso antioxidante contra el estrés oxidativo”, le animamos a verlo. El video explica de manera clara y comprensible este mecanismo de neutralización.

 

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Ce blog n’est pas destiné à fournir des conseils médicaux.
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Referencias:

  1. European health authorities y Vitamina E:
    https://efsa.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.2903/j.efsa.2010.1816

  2. National Institut of Health (NIH) Vitamina E hoja informativa:
    https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminE-HealthProfessional/

  3. Hantikainen, Essi, et al. “Dietary antioxidants and the risk of Parkinson disease: the Swedish National March Cohort.” Neurology 96.6 (2021): e895-e903.
    https://www.neurology.org/doi/abs/10.1212/WNL.0000000000011373

  4. Hao, Xiaoqian, et al. “Dietary vitamin E intake and risk of Parkinson’s disease: a cross-sectional study.” Frontiers in Nutrition 10 (2024): 1289238.
    https://www.frontiersin.org/journals/nutrition/articles/10.3389/fnut.2023.1289238/full

  5. Iqbal, Afshan, et al. “Inhibition of oxidative stress and the NF-κB pathway by a vitamin E derivative: pharmacological approach against Parkinson’s disease.” ACS omega 7.49 (2022): 45088-45095.
    https://pubs.acs.org/doi/full/10.1021/acsomega.2c05500

  6. Rahnemayan, Sama, et al. “An umbrella review of systematic reviews with meta-analysis on the role of vitamins in Parkinson’s disease.” Acta Neurologica Belgica 123.1 (2023): 69-83.
    https://link.springer.com/article/10.1007/s13760-022-02055-3

  7. Icer, Mehmet, Neslihan Arslan, and Gezmen Karadağ. “Effects of vitamin E on neurodegenerative diseases: An update.” Acta Neurobiologiae Experimentalis 81 (2021).
    https://scholar.google.com/scholar?hl=en&as_sdt=0%2C5&q=Effects+of+Vitamin+E+on+Neurodegenerative+Diseases%3A+An+Update&btnG=
 

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