Ana, una Guerrera contra la Enfermedad de Parkinson
A sus 72 años, Ana Sauvee podría decir que ha visto y vivido de todo. Detrás de sus palabras llenas de sabiduría se esconde una historia marcada por la resiliencia, la determinación y una fuerza interior que inspira respeto. «Crecí con miedo, gritos, insultos, golpes y privaciones», recuerda, evocando una infancia difícil tras ser abandonada a los ocho meses de edad junto con sus dos hermanas. A pesar de estos comienzos duros, Ana nunca permitió que las circunstancias dictaran su vida.
Casada muy joven, Ana se convirtió en madre a los 18 años, criando a tres hijas que hoy son su mayor orgullo. «Mi matrimonio no funcionó porque mi esposo era alcohólico. No quería esa vida para mis hijos», cuenta con una claridad que revela su voluntad de proteger siempre a los suyos. Su segundo matrimonio fue una bendición. Su esposo, quien aceptó criar a sus tres hijas, le ofreció 40 años de felicidad familiar antes de sucumbir a una enfermedad degenerativa en 2017. Fue en ese mismo año que Ana recibió un diagnóstico que una vez más cambiaría su vida: la enfermedad de Parkinson. «No quería aceptar el diagnóstico… Pensé que los médicos se habían equivocado», recuerda. Pero la realidad se impuso, y con ella, una nueva batalla que enfrentar.
Una Lucha Personal contra la Enfermedad
Los primeros síntomas se manifestaron lentamente: dificultades para escribir, una pierna que se movía mientras cocinaba. El veredicto del neurólogo fue claro: Parkinson. «Me quedé aturdida, no lo creía. Acababa de perder a mi esposo y me acaban de dar el diagnóstico de mi enfermedad, era mucho para asimilar», explica. Siguió un período de depresión, una caída en la oscuridad que casi arrastra a Ana. Pero su naturaleza combativa prevaleció. «Me dije, tienes esta enfermedad, te toca manejarla, dominarla, esquivarla», afirma con determinación.
Sin embargo, los tratamientos médicos ofrecían poco alivio. “Los neurólogos te dan un tratamiento a base de dopamina como a todos, pero cada persona reacciona de manera diferente”. Ana se dio cuenta rápidamente de que su recorrido con el Parkinson sería tan único como su vida. Ante el aumento de las dosis de medicamentos que solo empeoraban sus dolores, Ana se sintió desesperada. “La respuesta de mi neurólogo fue aumentar las dosis, y eso lo empeoró”, cuenta. “Me dije, si este va a ser mi día a día, mejor acabar con mi vida”.
Un Rayo de Esperanza: El Descubrimiento de AtremoPlus
Pero Ana no es de las que se rinden. Comprendió que para retomar el control de su vida, debía ir más allá de los tratamientos estándar. «Somos nosotros, los pacientes, quienes debemos hacer nuestras propias investigaciones», afirma. Y eso fue exactamente lo que hizo. En 2019, sus investigaciones la llevaron a descubrir AtremoPlus, nuestro complemento alimenticio a base de L-DOPA natural. Curiosa, decidió probarlo. «Compré una caja para probar, pero no supe tomarlo bien porque mezclaba una dosis en agua, y no era muy agradable», explica. A pesar de esta dificultad, notó una ligera reducción en los dolores, especialmente en los hombros, las cervicales y la pierna.
Pero, como para muchos jubilados, las limitaciones financieras se interponen. «Cuidarse de otra manera que no sea con medicamentos tiene un costo, y cuando estás jubilado, es difícil comprar estos suplementos alimenticios que pueden salvarnos la vida, o al menos hacerla más llevadera», explica Ana. Por falta de recursos, decide entonces dejar AtremoPlus, a pesar de las primeras señales alentadoras de alivio.
Regreso a AtremoPlus y Autogestión Eficaz
Los tratamientos médicos ofrecían poco consuelo. Los efectos secundarios se multiplicaban, los dolores se volvían insoportables. «Ya no quería vivir ni luchar», se dice.
Fue en febrero de 2024 cuando Ana decidió darle una nueva oportunidad a AtremoPlus, esta vez adaptando el método de ingesta recomendado. «Comencé a tomar dos dosis por la mañana mezcladas con yogur, y dos dosis por la tarde con compota. Rápidamente, me sentí mejor. Fue incluso un cambio radical», cuenta. En pocas semanas, sus dolores disminuyeron, su estado de ánimo mejoró notablemente. Recuperó el apetito, la energía e incluso las ganas de cantar y bailar.
«Desde que tomo AtremoPlus, duermo muy bien y me levanto a las 6h con energía. Antes, me levantaba alrededor de las 11h porque dormía muy mal por la noche debido a los dolores, me despertaba sin energía y no tenía ganas de nada. Pensaba que terminaría en una residencia de ancianos…», recuerda Ana. Hoy, su rutina ha cambiado: toma dos dosis en yogur por la mañana al levantarse a las 6h, espera un cuarto de hora para que haga efecto, y luego toma un buen desayuno (frutas, tostadas). Luego, dos dosis alrededor de las 16h con compota. Además de la ingesta matutina y la de la tarde, recientemente ha añadido una tercera dosis a las 22h. «Siento aún más mejoría en la calidad de mi sueño y en mi estado general. Por el momento, esta tercera dosis es solo una, pero tengo ganas de probar con dos para ver», confiesa.
Ana pone un punto de honor en resaltar que ha sido escuchando atentamente a su cuerpo y gestionando su salud de manera autónoma como ha logrado encontrar una rutina que funciona. «¿Quién mejor que nosotros mismos conoce nuestro cuerpo y nuestros dolores?», subraya. Gracias a este enfoque, ha podido adaptar sus dosis de complementos para optimizar su bienestar.
Una Rehabilitación Cognitiva y Física
«Mi auxiliar de vida vio el cambio en un mes, habla de “milagro”. Mi médico de cabecera, en tres meses, incluso mi neuróloga no podía creer el cambio, redujo los medicamentos pero insistió en que continuara con su tratamiento*. Le dije entendido, pero mi mejoría fue gracias a AtremoPlus», testifica Ana, todavía sorprendida por las mejoras espectaculares en su estado.
«¡A veces puedo olvidar que tengo la enfermedad!», dice. «Mi día a día es mucho mejor, no tiene nada que ver con antes. Ya no tengo dolores ni somnolencia diurna. Escribo de nuevo, puedo volver a usar el secador de pelo», se alegra.
Ana también nota una clara mejora a nivel cognitivo. «Antes, estaba apagada, ya no participaba en las conversaciones, siendo que de naturaleza soy bastante comunicativa. No tenía ganas de nada, estaba en un estado de depresión crónica», describe. Ahora puede involucrarse en conversaciones, compartir sus pensamientos y reconectarse con sus seres queridos de manera más significativa. «En mi caso, he recuperado una vida un 80% normal», testifica Ana.
Un Mensaje de Esperanza
El recorrido de Ana es un himno a la resiliencia. «Se puede tener la enfermedad de Parkinson y llevar una vida casi normal», afirma. Hoy, Ana ha recuperado una calidad de vida que pensaba haber perdido para siempre. «Mis hijos han visto cómo mejoré gracias a AtremoPlus. Están felices de verme sonreír, caminar, cocinar», se alegra. «Podría privarme de todo, menos de un tratamiento que me ayuda a vivir mejor mis últimos años de vida», confiesa.
Ana sabe que cada recorrido con la enfermedad de Parkinson es único, pero espera que su historia pueda inspirar a otras personas a explorar alternativas naturales. «Confía en los tratamientos naturales como AtremoPlus u otros, porque ya no tienen efectos secundarios, por lo que no se pierde nada con intentarlo», aconseja.
Su historia nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay un rayo de esperanza si estamos dispuestos a buscar soluciones y a creer en la resiliencia del espíritu humano.
«¡Confiar en la naturaleza, ese es el futuro!», concluye con convicción.
*Nota: La mayoría de nuestros clientes toman con mucho éxito ambos, los medicamentos antiparkinsonianos y nuestro suplemento alimenticio de L-Dopa/Carbidopa de origen 100% vegetal.