Una nueva perspectiva
Aprovechamos la ocasión para desearle lo mejor para 2024. Que la luz y la alegría te acompañen en tus acciones, tus encuentros y tu compartir, y que tu mundo interior se nutra de ellos.
¿Quizá 2024 sea el año en que retome una actividad que tuvo que abandonar o que ya no tenía energía para hacer? ¿O le resultará más fácil hacer una de sus actividades favoritas?
Según nuestra reciente encuesta, el 59% de los participantes respondieron que, efectivamente, ¡pueden rehacer actividades que antes habían abandonado!
Esta cifra es tanto más notable cuanto que no tiene en cuenta a aquellos que, a pesar de las dificultades, nunca han dejado sus actividades favoritas y han observado una mejoría después de tomar AtremoPlus.
Este resurgimiento podría explicarse en parte por un fenómeno en gran medida desconocido pero esperanzador: la plasticidad cerebral. Especialmente para personas con Parkinson o Alzheimer.
El fascinante mundo de la plasticidad cerebral que puede cambiar la realidad
Aquí vamos a echar un vistazo al fascinante mundo de la plasticidad cerebral, que suscita un interés creciente en la comunidad científica, y a ofrecerle más información sobre su insospechado potencial para ganar terreno a la degeneración.
En esencia, la plasticidad cerebral es la extraordinaria capacidad de nuestro cerebro para crear, deshacer o reorganizar redes neuronales y conexiones entre neuronas a través de sinapsis. A cualquier edad.
Daniel Tricot, antiguo responsable de la Fédération Française du Cerveau, cree que “el descubrimiento de la plasticidad cerebral es una de las mejores noticias que nos ha traído la ciencia” . Y vamos a mostrarle por qué es tan importante.
Pero, ¿cómo puede la plasticidad cerebral ayudar realmente a las personas con Parkinson?
Un diagnóstico de Parkinson puede ser devastador, ya que la enfermedad se considera incurable. Esta idea puede operar en la mente de las personas afectadas a través de temores y una forma de expectativa, más o menos consciente, de que la situación sólo puede empeorar con el tiempo.
Sin embargo, investigaciones científicas recientes confirman nuestra extraordinaria capacidad para recrear neuronas y conexiones neuronales ¡durante el resto de nuestras vidas!
Pero, ¿qué significa esto en términos prácticos para la enfermedad de Parkinson?
El Parkinson suele diagnosticarse cuando se ha perdido entre el 60 y el 80% de las neuronas dopaminérgicas. Cuando las dificultades asociadas a esta pérdida, como rigidez, lentitud de movimientos, temblores y muchas otras, se hacen demasiado grandes, está claro que no se trata de un proceso normal de envejecimiento, sino de una patología. La línea divisoria entre ambos no está clara.
Quizá la pregunta clave no sea “¿cómo podemos curar una enfermedad incurable como el Parkinson?”, sino ¿cómo podemos hacer retroceder la frontera para poder volver al envejecimiento normal?
Por su parte, la ciencia moderna nos dice que nada está grabado en piedra (o arruinado…) como podíamos pensar, y se nos abren dos grandes vías para remediarlo y recuperar terreno.
¡Tenemos el poder excepcional e infraexplotado de regenerar estas neuronas perdidas!
La primera variable insospechada sobre la que podemos influir es nuestra capacidad para regenerar las neuronas perdidas. La ciencia llama a este fenómeno neurogénesis y sinaptogénesis.
El objetivo no es recuperar el cerebro de los 20 años. Pero el verdadero reto es regenerar suficientes neuronas y sinapsis para llegar y mantenerse por debajo del umbral crítico del 60-80% de neuronas que degeneran para recuperar terreno.
De este modo, tenemos la oportunidad de recuperar nuestras capacidades y redescubrir actividades previamente abandonadas, como señalaron casi dos tercios de los usuarios de AtremoPlus que respondieron al cuestionario. En lugar de sufrir una degeneración, la ciencia confirma que tenemos la posibilidad de recuperar terreno, tanto cerebral como físicamente, a cualquier edad y en cualquier circunstancia.
En cierto modo, en lugar de contemplar impotentes cómo nos degeneramos, la ciencia está confirmando que tenemos la posibilidad de rejuvenecer tanto nuestro cerebro como nuestro cuerpo, a cualquier edad y en cualquier circunstancia. El mero hecho de comprender este fenómeno ya es de gran importancia para la moral y la motivación, y demuestra que merece la pena pasar a la acción, como veremos.
¿Cómo estimular la plasticidad cerebral regenerando neuronas?
Para empezar, por tanto, es importante comprender que ciertos procesos degenerativos pueden invertirse, al menos en parte.
Los ingredientes esenciales para estimular la creación de nuevas neuronas y sinapsis son la curiosidad por aprender, comprender, amar y actuar para crear movimiento. Las nuevas experiencias en la vida, ya sea a través de la socialización, las actividades de ocio o las actividades que nos gusta hacer en casa, también estimulan la regeneración neuronal.
Este aumento de las capacidades cerebrales y físicas es lógico en cierto modo, porque ¿por qué el cerebro y el cuerpo deberían crear nuevas capacidades cerebrales y físicas si no tenemos una aplicación o necesidad real de utilizarlas?
Plantearse retos (incluso los más sencillos para empezar) es una forma de conseguirlo, quizá siguiendo el espíritu de la Ley de la Hormesis:
Esta ley describe una especie de “estrés positivo”, de salida de la zona de confort, de reapertura a la vida y de superación de los límites.. Esta ley fisiológica establece que ” Cualquier organismo vivo expuesto a un estímulo estresante que no supere su capacidad de adaptación verá mejorada esta capacidad durante la fase de reposo que le sigue”..
Estos estímulos pueden influir en lo que llamamos :
- Plasticidad estructural, que se refiere a cambios físicos en la estructura del cerebro. Esto incluye la formación de nuevas neuronas (neurogénesis) en determinadas regiones del cerebro, así como de nuevas sinapsis (sinaptogénesis).
- Plasticidad funcional, que implica cambios en la organización funcional del cerebro. Por ejemplo, cuando se dañan determinadas zonas del cerebro, otras pueden asumir algunas de sus funciones.
¿Cómo se puede detener o ralentizar la pérdida de estas neuronas dopaminérgicas?
Es vital recrear neuronas y sinapsis, y ahora sabemos que tenemos la capacidad de hacerlo durante el resto de nuestras vidas. Pero el impacto de esta regeneración es aún mayor si al mismo tiempo podemos frenar los procesos degenerativos que provocan la muerte de estas neuronas dopaminérgicas.
Como hemos visto, el adagio “úsalo o piérdelo” es sin duda el factor más importante para detener la degeneración, pero hay otros factores que pueden influir tanto en la plasticidad del cerebro para crear nuevas neuronas como para ralentizar el proceso de degeneración.
¿Existen nutrientes que estimulen la neurogénesis y la sinaptogénesis y ralenticen la muerte neuronal?
AtremoPlus contiene una gran cantidad de ingredientes beneficiosos, como la L-Dopa natural, y estimula la síntesis de noradrenalina, un neurotransmisor que aumenta el dinamismo para iniciar actividades. Volveremos sobre esta molécula clave en uno de nuestros próximos boletines.
Para medir la plasticidad cerebral, la ciencia utiliza, entre otros, el BDNF (Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), una proteína clave en la regulación del crecimiento y la supervivencia de las neuronas y, por tanto, un componente esencial del fenómeno de la plasticidad cerebral.
Ciertos nutrientes, como los polifenoles, flavonoides, omega-3, vitaminas (C, E, D, A, grupo B), minerales (zinc, magnesio y otros) y determinados aminoácidos, estimulan la neurogénesis y la sinaptogénesis y, al mismo tiempo, ralentizan la muerte neuronal. Estos nutrientes estimulan la síntesis de BDNF y protegen las neuronas contra el estrés oxidativo y la inflamación crónica, ayudando a reparar las zonas dañadas.
Todos estos principios activos se encuentran en la excepcional planta en la que se basa AtremoPlus: Vicia faba.
Posibles explicaciones para crear un círculo virtuoso
Esta combinación única puede explicar por qué muchos usuarios de AtremoPlus están retomando actividades que habían abandonado, o mejorando sus habilidades y su bienestar al continuar con sus actividades.
Esta es probablemente la primera explicación de nuestra encuesta.
Las propias actividades, una vez repetidas o mejoradas, impulsan a su vez la plasticidad cerebral, creando un círculo virtuoso.
La ciencia confirma que tenemos el poder de estimular nuestra plasticidad cerebral, de superar nuestros límites paso a paso y con buen humor, de recuperar terreno física y mentalmente.
Esperamos que este boletín le inspire a explorar aún más sus capacidades, le ayude a ver más allá de sus propios límites y a escuchar lo que le produce alegría y placer.
En nuestro próximo boletín, analizaremos otro fenómeno, igual de sorprendente y emocionante, que podría contribuir a nuestra comprensión de la reanudación o mejora de las actividades. Se basa en un descubrimiento reciente realizado durante dos estudios científicos llevados a cabo sobre nuestro producto natural.
Mientras tanto, te deseamos un excelente Año 2024 con un montón de actividades para que te (re)entusiasmes explorando el potencial de TU plasticidad cerebral.
Este contenido puede ser importante para las personas que necesitan esta solución natural. Gracias por compartirlo.
Al hacer clic en el botón de abajo, abandono el sitio de información:
Descargo de responsabilidad :
Tenga en cuenta que este blog ofrece información sobre nuestro complemento alimenticio AtremoPlus y temas relacionados. Este blog no pretende dar consejos médicos.
Si tiene alguna duda médica, póngase en contacto con su profesional sanitario.
Referencias:
Meeusen, R. Exercise, Nutrition and the Brain. Sports Med 44 (Suppl 1), 47–56 (2014).
Tyagi, Ethika, et al. “Interactive actions of Bdnf methylation and cell metabolism for building neural resilience under the influence of diet.” Neurobiology of disease 73 (2015): 307-318.
Fakhoury, Marc, et al. “Exercise and dietary factors mediate neural plasticity through modulation of BDNF signaling.” Brain Plasticity Preprint (2022): 1-8.
Abiri, Behnaz, Parvin Sarbakhsh, and Mohammadreza Vafa. “Randomized study of the effects of vitamin D and/or magnesium supplementation on mood, serum levels of BDNF, inflammation, and SIRT1 in obese women with mild to moderate depressive symptoms.” Nutritional neuroscience 25.10 (2022): 2123-2135.
Lim, Sun Young, and Yi-Sub Kwak. “Effect of nutrients and exhaustive exercise on brain function.” Journal of exercise rehabilitation 15.3 (2019): 341.
Gómez-Pinilla, Fernando. “Brain foods: the effects of nutrients on brain function.” Nature reviews neuroscience 9.7 (2008): 568-578.
Gravesteijn, Elske, Ronald P. Mensink, and Jogchum Plat. “Effects of nutritional interventions on BDNF concentrations in humans: a systematic review.” Nutritional neuroscience 25.7 (2022): 1425-1436.
Solati, Zahra, et al. “Zinc monotherapy increases serum brain-derived neurotrophic factor (BDNF) levels and decreases depressive symptoms in overweight or obese subjects: a double-blind, randomized, placebo-controlled trial.” Nutritional neuroscience 18.4 (2015): 162-168.
Scaini, Giselli, et al. “Acute administration of branched-chain amino acids increases the pro-BDNF/total-BDNF ratio in the rat brain.” Neurochemical Research 40 (2015): 885-893.
Pochwat, Bartlomiej, et al. “Antidepressant-like activity of magnesium in the olfactory bulbectomy model is associated with the AMPA/BDNF pathway.” Psychopharmacology 232 (2015): 355-367.
Noble, Emily E., et al. “The lighter side of BDNF.” American Journal of Physiology-Regulatory, Integrative and Comparative Physiology 300.5 (2011): R1053-R1069.
Sakr, Hussein F., A. M. Abbas, and A. Z. El Samanoudy. “Effect of vitamin E on cerebral cortical oxidative stress and brain-derived neurotrophic factor gene expression induced by hypoxia and exercise in rats.” J Physiol Pharmacol 66.2 (2015): 191-202.
Neshatdoust, Sara, et al. “High-flavonoid intake induces cognitive improvements linked to changes in serum brain-derived neurotrophic factor: Two randomised, controlled trials.” Nutrition and healthy aging 4.1 (2016): 81-93.Idler, Ellen L., and Yael Benyamini. “Self-rated health and mortality: a review of twenty-seven community studies.” Journal of health and social behavior (1997): 21-37.
La loi de l’Hormèse : comment renforcer sa vitalité
LA PLASTICITÉ CÉRÉBRALE